EL ETERNAUTA . The Final Review
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Por: Alex Chionetti@2025
Una producción de Netflix/K S Films Guion de Bruno Stagnaro y Ariel Staltari. Dirección de Bruno Stagnaro Basada en la historieta “EL ETERNAUTA” (1957) escrita por Héctor Germán Oesterheld, ilustrada originalmente por Solano López. Director de Fotografía: Gaston Girod. Música : Federico Jusid Con Ricardo Darin, Cesar Troncoso,Carla Peterson,Andrea Pietra,Marcelo Subiotto.Ariel Staltari.
Continuando los comentarios de hace un par de días prometiendo una crítica más detenida y elaborada de lo que se convertiría en éxito desde hace 48 horas de su arranque en Netflix (Abril 30,2025).
Los temores que incubábamos estaban legitimizados al observar que la historia había comenzado lenta si iba a cubrir las principales peripecias de la trama de lo que iba sintiéndose como un prólogo de la épica oesterheldsiana, una arquetípica historieta que había dejado dos partes en un abanico temporal de casi veinte años (1957-1976) unas apócrifas secuelas que mantuvieron efímero respeto y nulas reimpresiones.
Si, Ricardo Darin es “El Eternauta” con todos sus dimes y diretes y expresiones—externas e internas-- que le conocemos hace rato y que han solidificado su presencia en el cine y la televisión nacional como internacional. Pese a los quejidos de los más puristas seguidores, venerantes de la tira historietística de ciencia ficción más importante en la historia, Darin prevaleció como nombre y como adaptable actor a todo terreno, pompa y circunstancia, más allá del uso de su presencia para asegurar las ventas en máximos territorios.
Sincronísticamente había estado por segunda vez con Darin en el festival de cine de Lima, y ese mismo año (2010) también coincidía Lucrecia Martel, que se suponía iba a dirigir una versión de El Eternauta”.
Recuerdo que en un principio le iba a hablar a esta para vincularme al proyecto desde los Estados Unidos, pero no se concretó (o fueron prejuicios de género), y mi intuición era que iba a ser otra pérdida de tiempo, y así fue. Habiendo crecido con aquella historieta, haberme preocupado por el tema de la desaparición del creador de la misma, y haber intentado asociarme con los que hace más de una década iban a llevar a la novela gráfica al cine, me impulsa y me obliga a escribir algo al respecto.
Esta versión, la primera y única serie después de tantos fallidos o abandonados intentos, es destacable y altamente recomendable para todas las edades y para aquellos que podría parecer el género de la ciencia ficción ajena a la producción argentina.
Sabíamos que los realizadores no podrían cubrir los tantos capítulos de las entregas originales o compiladas, que se fue convirtiendo de boca en boca, la obra maestra del historietismo argentino que se entronizo ya a finales de la segunda guerra como uno de los géneros entre el arte y comercial de la industria gráfica.
En Héctor Oesterheld la ciencia ficción consagraría a uno de los escritores mas excitantes e imaginativos del Siglo XX, un creador de universos y personajes, que fue creando sus propios géneros hasta que tuvo que confrontar la pesadilla mas grande de todo creativo que su propia realidad se convertirá en una abrupta pesadilla que conspirara contra todo lo que había moldeado , familia, patria ,trabajo y hogar, sin poder escapar de el , sin tener que no sufrir la desaparición de sus seres mas queridos, antes de su propia extinción atraves del encarcelamiento, tortura y asesinato, después de haber generado torrentes de papel y de tintas con trascendental sentido. Héroes de todo tipo alumbraron los días y noches de los jóvenes argentinos, llenándolos de valor por la aventura, pasión por el coraje, sobre todo para aquellos que no podían ir al cine, las “revistas de dibujos” eran la alternativa más eficaz, vital, contagiosos entusiasmos.
Stagnaro recrea un estupendo Eternauta del que sin duda Oesterheld/Solano López hubiesen ponderado de estar aún vivos. Una saga donde los terrores de una invasión-de lo invasivo—se hace sentir en la piel, ya desde los primeros copos de nieve, hasta descubrir que todo cautiverio es horrible y claustrofóbico.
No nos olvidemos que la historieta original es también una historia pionera de zombis, de una pasada “Walking Dead” donde las víctimas se convierten en una especie de robots de carne y hueso, de lo más agresivo, muerte alimentándose de mortandad.
Cuando Netflix tiene en el aire varias series con el abusado género de ZOMBIES, el riesgo era inminente, y es bueno que los productores de esta nueva serie se abstuvieron de caer en lugares comunes, morbosidades trilladas desde el filme de George Romero.
Hace unas horas (5/3/2025) nos enteramos que la serie fue oficialmente aprobada y renovada para una segunda temporada gracias a los números generador por el sitio ROTTEN TOMATOES (Tomates podridos) que tiene un poder decisivo en la industria del cine y televisión norteamericano y mundial.
Aunque Stagnaro y su equipo diseñó la serie para una obvia segunda temporada, todos temíamos que podía quedar trunca, al continuar la misma putísima cláusula eliminatoria de los ratings televisivos, aunque se supone que para algunos ingenuos Netflix está arriba de todo eso: no señores. Así que no todo cascarudo que camina va a parar al asador.
Volviendo y conectando con el comentario de una historieta que es parte de nuestra generación y expresión, la labor de la producción es loable y por momentos inconmensurable, ya que pese a las diferencias nos lleva a sensaciones y recuerdos de una primera lectura de la historieta hace casi medio siglo, como con ese crucial diálogo en que en el último capítulo hace decir a Juan Salvo “yo ya estuve aquí, ya viví este momento”. Un “deja vu”, que más allá de dar una clave del personaje y de lo que vendrá, nos acerca al mensaje consciente e inconsciente del autor original, de un Oesterheld que previa las nubes negras del fascismo cernirse más allá del tiempo y del espacio de las Barrancas de Belgrano, donde la glorieta iluminada por resplandores de un terror inconmensurable , de una mano multidacticar ( por suerte –menos mal--no la hicieron tridalactica mausaniana) produce control en miles de “zombies,autómatas,implantados” o lo que sea cuyas mentes han sido parcialmente borradas. Notas musicales que nos retrotraen a la versión escrita en el 57’s y que para algunos parecerán presagios de los presentes tiempos políticos.
Sin duda Oesterheld fue un viajero del espacio y tiempo como así un experienciador de las vidas pasadas reflejadas en el caleidoscopio de sus personajes y de su intensidad vital en cada frase.
Stagnaro no se queda atrás, y su colaborador/actor –Ariel Staltari --parece que tampoco, agregándose antipatía y simpatía, en torno a un antihéroe como es todo el gang de los Salvo y amigos-vecinos. Una masa poblacional que va a ser manipulada por algún tipo de implante. Ya en las primeras imágenes vemos que un grupo de chicas presencian lo sobrenatural y ominoso. Una de ellas, la hija de Juan Salvo, presenta algo debajo de su cuero cabelludo, como así cambios de conducta y sensaciones que vemos solo a traves de ella misma, casi en planos subjetivos. Otros personajes, y sus acciones, nos van dando la pauta que hay vendidos, y no al mejor postor visible, pero hacia los invisibles. Manipuladores ¿pero de qué?, acaso “Los Ellos”… Los guionistas nos dejan un espacio off libre para conjeturas, lo mejor de un guión que pese a lo verborrágico explota en secuencias de acción en cada episodio.
Los manipulados no son vistos sometidos a intervenciones quirúrgicas o psicotrónicas, o por contacto con artilugios como era en la venerada serie “Los Invasores” (1967/1968) sino por altavoces. El uso de la radio, tanto aficionado como militares, alimentará los subplots de que la misma resistencia podrá haber sido infiltrada.
Y ahí está la desconfianza de un Oesterheld de una realidad que viene de la experiencia de ser testigo de las crueldades y desdibuja miento del patriotismo durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Allá quedaron Ernie Pyle,Bull Rocket, Sherlock Time,Mort Cinder, Sargento Kirk,y muchos otros personajes más.
Por ello hay un héroe en Darin como un Juan Salvo, intenso y que aunque puede fastidiar con la obsesividad de velar por la búsqueda y por la seguridad de su hija, de tener que romper con lo de “que nadie se salva solo”, con un típico individualismo a lo argentino, que era más vivo en esa década del sesenta/setenta a la actual. La generación del “no te metas”, a la de la salvación en “conjunto o la unidad hace la fuerza”, es algo nuevo que tal vez sea producto de un nuevo despertar de tantas décadas de egoísmo e ignominia en la sociedad y castas argentinas. El grupo de amigos que unidos por el truco, querrán retruco. Los compinches de los fasos, cerveza y pizza, dejarán la zona de confort del bar de la esquina para salir al mundo a pelear a los demonios que vienen a destruirlos.
Ese es el futuro que veía Oesterheld ,y aun hasta durante la gestación de la segunda parte en la clandestinidad de la ciudad de La Plata, último bastion de sus sueños de justicia y gloria como muchos de los personajes que había encarnado dentro de su imaginación y a través de las manos de sus aliados como Hugo Pratt, Solano López, Enrique Breccia,y otros que interpretaron una heroicidad que también gente cercana a la “Asociación de Dibujantes” me transparentaba cuando estudiaba historieta y nos preguntábamos ya hacia finales de los setentas principios de los ochentas de “¿Donde está Oesterheld?”.
Uno de mis profesores, un rubio arrebatado, nos decía “parece que huele a podrido”.
La cruda realidad que no queríamos asimilar de esos primeros años de la dictadura militar, que adolescentes en busca de la belleza de un recuadro en blanco y negro tratábamos de digerir entre la angustia interior. Los más jóvenes no se imaginaban que detrás de la desaparición estaba el exterminio, estaba el arresto en medio de las noches, y el silencio de una realidad que se había convertido en una línea paralela de una historia escrita en el infierno de la cobardía y del silencio de la inevitable clandestinidad.
Al director Stagnaro no les gravita que existe una segunda parte que considera “planfetaria” cuando una primera parte se centra en querer repetirnos que un núcleo de amistad es más fuerte que todo, y es verdad que el sentido de la amistad entre argentinos puede ser tan fuerte como un nudo giordiano que en momentos históricos ni aun así se puede cortar.
Darin/Juan Salvo sabe exteriorizar esa preocupación por el otro y lo que son los límites de su protectorado, dejando que el individuo rompa la inercia para poder salvar a través de la intuición de tomar el camino por sí solo, dejando a buen resguardo a sus compañeros de odisea.
Salvo sufre PTSD (síndrome postraumático) que descubrimos en un primer capítulo y seguimos viendo al avanzar en una serie de seis.
Lo que se le podría criticar a la serie es una aparente falta de resolución hacia los últimos capítulos,--donde parece que la trama va a quedar abruptamente detenida en lineamientos irresolutos-- aunque permanecerá abierto cuando es evidente que una gran parte de los que se salvaron de la nevada mortal son zombien-parciales autómatas o seres robotizados que van infiltrándose y debilitando la resistencia, que en los Salvo tienen la mas notable resistencia de toda la masa humana que apenas vemos en las distancias, en el horizonte urbano como así suburbano.
Stagnaro ha dejado debajo de la punta del iceberg muchas cartas en juego sin definir.
No sabemos quiénes son los invasores, de donde vienen, no nos cuenta los orígenes o practicidad de los “cascarudos” como lo hace la historieta original que dice que fueron conquistados y domesticados por los Manos, y que actual como esclavos. Esto se puede ver cuando los escarabajos muestran también especies de implantes que controlan sus movimientos. Estos pudieron haber sido aplastados cuando los vecinos si unían ante los primeros autoritarismos cuando ocurre una crisis masiva. Como cuando Salvo busca desesperadamente encontrar el paradero de su hija cuando las líneas básicas de comunicación han sido cortadas. La ciudad tiene barricadas, pero aun no sabemos quiénes son las fuerzas de oposición, salvo la de unos escarabajos gigantes que acumulan coches y colectivos formando nidos y madrigueras donde acumulan cadáveres y vaya saber para qué serían utilizadas. Es más lo que no se conoce que si se conoce. Alfredo Favalli (Cesar Troncoso) es la mente científica, el electricista del grupo, que descubre que los Anillos de Van Allen se han desintegrado, y que el magnetismo terrestre es distinto, tal vez por ello las nevadas, y las auroras borealis que encienden el cielo porteño cuando los apagones ya son totales y no parte de una política vecinal, sino de una trama más trágica y consuetudinaria.
El cine y la televisión argentina pocas veces habían tocado el tema de la invasión extraterrestre, aunque el autor inicial había incursionado docenas de veces con el tópico tanto en cuentos como con historietas, y hasta con unas figuritas que salieron hacia los 70’s y eran copia de las sanguinarias “Marte Ataca’ (1962) y en donde también irrumpían insectos y animales de gran envergadura. Otros personajes irán apareciendo en este último capítulo lo que nos convence que los creadores y adaptadores de la serie estaban confiados que una segunda temporada se iba a gestar tarde o temprano.
El co- escritor de la serie –Saltari-comento que ya están escribiendo la segunda temporada, prometiendo que esta vez será mas acelerada la marcha, ya que inicialmente llevó más de dos años en escribir los seis capítulos iníciales. En cine como en televisión siempre hay nevadas mortales que son producto de un sistema irracional e impredecible como el tiempo de los pronósticos meteorológicos. Este había agregado y sacado personajes, aunque uno que brindaba humor a la saga era un periodista realista, de nombre Mosca y que en el primer Eternauta constantemente peleaba con Favalli sobre sus especulativas teorías tan fantásticas como la epopeya que estaban y seguirán viviendo.
Pero el presente es interesante sobre todo cuando el público norteamericano ha recibido la serie sin muchos prejuicios o comparaciones, pero cuando se supo que venía de un clásico de la década del cincuenta, han podido reconocer lo que apuntalado por seis horas de programación confirma una realidad diferente en lo narrativo que al parecer cruza las fronteras de lo fantástico y une a la gente en vez de separarlas.
Sin duda será una larga espera y con los cambios climáticos para cuando la segunda parte esté finalizada tal vez una nevada cubra de blanco a la ciudad de Buenos Aires, y anhelamos que esta vez no sea mortal.
The Eternaut en Netflix:
Alex Chionetti
Argentina, EE UU
Film & Television Producer & Distributor.
Domestic & International.
Documentary producer and writer/development for cable documentaries for SyFy Channel,NBC Universal,Fox Television,The History Channel,National Geographic,etc

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